
Desde hace un par de meses con el comienzo del programa
Vivir mejor, Felipe Calderón dio banderazo a la campaña electoral panista para julio de 2009, fecha en que se renovaran las cámaras de diputados y senadores; ello evidencia la preocupación que el PAN tiene por las continuas derrotas electorales que ha sufrido durante 2007 y 2008 (recordemos que el sexenio de Vicente Fox se caracterizó por hacer campaña electoral a favor del blanquiazul).
Vivir mejor -un programa que será financiado por los millonarios excedentes petroleros que en las últimas semanas han llegado a precios históricos-, fácilmente puede ser utilizado para repartir apoyos sociales a compra de voluntades electorales.

Mas la campaña no se detiene ahí. El 15 de mayo Felipe Calderón, acompañado por Elba Esther Gordillo -líder del SNTE- y Josefina Vázquez Mota -Secretaria de Educación-, anunció un nuevo programa para mejorar la calidad en la educación, que en esta edición lleva el título de
Alianza para la Calidad de la Educación, y que en términos reales no representa otra cosa que una repetición ritual de buenos propósitos sexenales, aislados de las condiciones reales del país y de la política económica en curso. Dirigida bajo cinco ejes rectores (infraestructura, calidad del profesorado, becas, desarrollo de capacidades de estudiantes y evaluación) la alianza remite inevitablemente a las estridentes prácticas del foxismo –Enciclomedia y pizarrón digital– que terminaron disolviéndose en un mar de corrupción.
La última verdadera reforma al sistema educativo nacional fue el
Acuerno Nacional para la Modernización de la Educación Básica, impulsado por Carlos Salinas con finalidades que distaban mucho de buscar la calidad de la educación. El ANMEB formó parte de una serie de acciones que Salinas desempeñó para rescatar su popularidad (perdida tras el fraude electoral de 1988); dicho acuerdo contó con dos estrategias básicas: regresarle a las organizaciones religiosas la oportunidad de ofertar educación (y con ello ganarse el apoyo del clero), y dar reformas convenientes para los grandes directivos del SNTE (y con ello ganarse el apoyo del sindicato de mayor estructura del país).
Veinte años después, el
PANorama de la Nueva Alianza por la educación (PANAL por sus siglas) tiene menores alcances que la reforma salinista, pero posee el mismo espíritu: conquistar las urnas electorales. Elba Esther (quien continúa al frente del magisterio y fue uno de los principales operadores de Calderón en la campaña de 2006), agradeció ampliamente las generosas aportaciones económicas que gobierno federal habrá de destinar en esta Nueva Alianza, en lo que pareciera un pago de factura electoral.

La razón es sencilla y no hacen falta rodeos: el PAN necesita el apoyo del magisterio para ganar las elecciones del 2009. Es por ello que hace poco más de un mes, en su 16 asamblea nacional, el PAN abrió las puertas a candidatos externos (entiéndase aquellos propuestos por Elba Esther), y es por ello que ahora anuncian una alianza que implica inversiones millonarias en la estructura burocrática del SNTE. De fondo, también existe la preocupación por asegurar que la maestra favorezca al PAN en las elecciones presidenciales del 2012 y no opté por regresar al nuevo-viejo PRI que representa Peña Nieto.
Como sello de corrupción e hipocresía, Elba Esther anunció que entre las bondades de la alianza (no la electoral, sino la educativa), está el que contribuya a que en México ya no existan más privilegios ni corruptelas para la burocracia del sector educativo (algo de lo que se le ha criticado por más de 20 años). En esta
Cátedra magistral de hipocresía, Calderón se congratuló por avanzar en sus Nuevas Alianzas con Gordillo, por lo cual expresó su “pleno reconocimiento” al SNTE “por su disposición para fortalecer y modernizar nuestro sistema educativo”, así como por su futuro apoyo para el 2009 (esta última frase sólo expresada en las mutuas sonrisas de Calderón y Elba Esther).
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